Crema Silvestre de Ortigas y Limón

 

Comida silvestre, es algo que siempre me ha fascinado! Comer algo que ha crecido sin mejorar, perfeccionar o condicionar por la mano humana. Lleno de Vida, espontáneo, rebelde, persistente. Curativas o venenosas.

De pequeña, he recibido como regalo de mi madre un pequeño libro de plantas silvestres medicinales y comestibles, que todavía conservo y uso, y pronto empecé a buscar ortiga, diente de león, berros, rosa canina, llantén, uva espina, saúco, ombligo de Venus... Pasaba mucho tiempo en los campos y pinares entre hadas, devas y ángeles, recolectando y soñando un Mundo mejor. Así fue parte de mi adolescencia y creo que algo de silvestre se me ha quedado dentro; Afortunadamente.

Como he compartido en el batido de diente de león, creo que comer plantas silvestres nos conecta con nuestro instinto y con la Tierra. 

Por eso, una vez más, os invito a daros un paseo por el campo! Para recolectar la cena! 

Las ortigas se encuentran en lugares frescos y templados. Yo las he encontrado al lado de un riachuelo.

Honestamente, no he encontrado ninguna manera de cosecharlas sin picarme... He seguido algunos consejos como cogerlas siempre por la parte posterior, sin respirar, en luna nueva... En vano, siempre pican! Pero en fin, nada que no se pueda soportar, sobretodo conociendo las maravillosas propiedades de la ortiga.

Ahora las cojo con unas tijeras en una mano, que me sirven a la vez de pinzas para llevarlas a la cesta, y la otra mano detrás de la espalda, por si acaso, pero siempre encuentran la manera de picarme.... 

Una vez en casa, Haritz, mi hijo pequeño, me ha ayudado a separar las hojitas, también con la ayuda de las tijeras. También se ha picado alguna vez. Se froto la manita y siguió con su tarea.

Con ellas podemos preparar croquetas, queso de hierbas, tortillas, lasañas, rizzotto, guisos, helados, licores, batidos.... Dignos de un verdadero faquir! Nooo....  :)))) Una vez hervidas, picadas o a las 24 horas de ser cosechadas, las ortigas pierden su poder urticante. 

Ortigas

Ajos silvestres o ajetes

Limonero asilvestrado

Esta cremita silvestre y deliciosa, nos da un buen aporte de vitamina C, hierro, calcio, fibra insoluble y acido fólico.

 Se asemeja a una crema de espinacas pero con el sabor ligeramente ahumado que le confiere la ortiga, que se complementa con el sabor fresco y ligero de la cascara de limón. Con las algas conseguimos proteína, aminoácidos, yodo y muchos otros minerales, y apenas se nota su sabor.

Ingredientes

(Para 4 personas)

1 bol lleno de hojas de ortiga limpias

1 calabacín mediano troceado

1 patata grande troceada

1 puerro pequeño en láminas

1 ajo silvestre entero o un diente de ajo "común"

1 trozo de alga kombu o wakame del tamaño del pulgar

1 limón pequeño sin cera, solo la piel 

1 litro de agua caliente 

Aceite de oliva

Sal

1 En una cazuela juntar todos los ingredientes, excepto las hojas de ortiga, el perejil y el aceite. Cubrir todo con el agua. Hervir cerca de 20 minutos.

2 Agregar la ortiga y el perejil. Hervir por 5 minutos más. Apagar el fuego y regar con un buen chorrito de aceite. Añadir más agua si es necesario. Rectificar la sal.

3 Servir y decorar a gusto.

 Ortiga

 La ortiga es una buena fuente de vitaminas A, E, así como B1, B2, B3 y B5. También es rica en folato, potasio, magnesio, manganeso, fósforo, selenio y cinc. Pero es sobre todo en calcio, hierro y vitamina C que la ortiga destaca.

 Es una de las plantas más depuradoras y diuréticas. Protege el hígado y favorece la función biliar. Favorece la digestión. Es un laxante suave y también ayuda en caso de diarrea. Muy buena para problemas circulatorios. 

 Por su alto contenido en hierro es muy recomendable en casos de anemia. También aumenta la producción de leche materna.